Balmes The educator

This paper offers an overview of the educational thinking of Jaime Balmes (1810-1848), who, in the opinion of P. Casanovas —one of his most eminent biographers— was an educator of the highest calibre. Leaving aside the fact that Jaime Balmes devised his a method of his own for instruction, the paper analyses different aspects of Balmes’ teaching philosophy: right thought, his reflections on talent and genius, the realistic dimension of his teaching methodology, the role of European civilisation, the criticism of liberal education policy, the intellectual development of the religious community, the role of the clergy in scientific progress, and his innovations in the field of social education and catechesis. It also defines the different spheres of Balmes’ teaching —individual, family, civic-social— whose echoes, through figures such as Marcelino Menéndez Pelayo and Ángel Herrera Oria, are still heard today.

Dios, hombre y fantasía (La imagen del caballero medieval como miles Christi)

Es un lugar común señalar que la modernidad, con su exaltación del trabajo, su vocación racionalista y su afán secularizador, asestó un duro golpe al talante simbólico de la Edad Media. Da la impresión como si el hombre hubiese pagado un alto precio por el desarrollo científico y económico de la civilización occidental. Es conocido que se trata de una actitud técnico-positivista que ha generado la creencia en la factibilidad de las cosas al estimar que todos los seres son factibles, es decir, que se pueden dominar mediante una objetivación científica empeñada en descubrir un universo de realidades que existen por sí mismas y que están sujetas a las leyes naturales universales. Desde esta perspectiva, ser objeto se identifica con el hecho de estar disponible para su objetivación y manipulación. De este modo, la técnica ha transformado la naturaleza para conseguir un mundo artificial que se caracteriza por el estrechamiento de su apertura al mundo y el empobrecimiento de sus posibilidades simbólicas. A través de esta lógica científico-técnica, se exalta una concepción mecánica del trabajo que insiste en la utilidad de manipular y transformar los entes al margen de cualquier otra posible consideración. “El mundo pierde su carácter de creación y se convierte en naturaleza; la obra humana pierde la actitud de servicio determinado por la obediencia a Dios y se convierte en creación; el hombre mismo, que había sido antes adorador y servidor, se convierte creador”.

La tradición pedagógica neoescolástica: en el centenario del nacimiento de Juan Tusquest (1901-1998)

Es bien notorio que el neoescolasticismo fue una de las corrientes de pensamiento que más influyó en el movimiento de renovación filosófica que siguió a la publicación de la encíclica Aeterni Patris (1879). Además de reivindicar la filosofía tomista que según León XIII es la auténtica filosofía cristiana, el catolicismo deseaba superar el criticismo kantiano, el positivismo de Comte, el escepticismo de Spencer, el panteísmo de la Naturphilosophie y el ateísmo materialista, elaborando una filosofía que integrase en las coordenadas tradicionales del pensamiento los hallazgos de la ciencia moderna. Franz de Hovre –refiriéndose al cardenal Mercier– escribió que se proponía “rejuvenecer la filosofía escolástica poniéndola en contacto con la ciencia y el pensamiento modernos, y recristianizar la ciencia y la filosofía modernas al calor de la filosofía escolástica”. Se buscaba, pues, construir una síntesis filosófica de nuevo cuño que incluyese los datos suministrados por las diferentes ciencias particulares, según los principios del tomismo, superándose así la escisión planteada por Dilthey entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu.