No hace todavía un año, en esta misma revista (3-1954, 173 -174) nos referíamos a la obra de MARC ORAISON «Vee chrétienne et problemes de la sexualité» criticándola como excesivamente freudiana en materia de sexualidad y abierta, señalando los serios peligros contenidos en algunas de sus afirmaciones.
Los que hemos vivido durante aquellos tristes años de la Segunda República en que se desconocía y se perseguía la Religión recordamos perfectamente cuánto nos afligían los ataques contra la enseñanza que da la Iglesia Católica en España, por medio de los religiosos.
El tema alude a la teoría de los Valores. La Filosofía moderna designa con este nombre a aquellas esencias cuya razón radica en las facultades superiores, o específicas, del espíritu humano.
Para la solución exacta de un problema complejo, cual es el del evolucionismo, no basta contentarse con lo que pudo haber sido, sino que es preciso acertar con lo que fue.
Hace muy poco se ha celebrado en París el Primer Congreso Nacional de Enseñanza Religiosa. Con esta ocasión Monseñor A. Della’Acqua, que desempeña las funciones del Secretario de Estado, envió en nombre de Pío XII una carta al Congreso sobre la enseñanza religiosa.
