por José María Romero Baró | 103/104-1991
Me corresponde emprender el estudio de la obra de un filósofo de trayectoria netamente tomista quien, a pesar de su juventud (n. en 1950), ha publicado ya mucho. Resultaría prolijo enumerar aquí sus numerosos trabajos de filólogo y de filósofo; bastará mencionar las traducciones de San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, Tomás de Mercado, Juan de Santo Tomás, Pedro Hispano, Blaise Pascal, Leibniz, etc., o los trabajos sobre dominicos novohispanos, Francisco de Araujo, Alonso de la Vera Cruz y escolásticos españoles postmedievales para apreciar y agradecer a un tiempo su interés por un pasado común difícilmente catalogable como exclusivamente mexicano o español.
por José María Romero Baró | 148-2014
Siguiendo las enseñanzas de Aristóteles, resulta de gran interés y actualidad la diferencia —tan significativa— que él establece en algunas de sus
obras entre el “entender” y el “demostrar” como dos ámbitos y dos momentos distintos del “conocer” humano. Sin embargo, esta diferencia no significa en modo alguno una contraposición ni una exclusión entre esos dos ámbitos, sino que implica una profunda complementariedad entre ellos. Por otro lado, esta complementariedad entre entender y demostrar permite justificar la complementariedad que existe en otros ámbitos, como el de la filosofía y el de la ciencia, o entre el de la fe y el de la razón, ámbitos que parecen estar alejados de nuestro objeto de estudio, pero que suponen esa primitiva complementariedad entre entender y demostrar.