Friedrich Schiller y la Revolución Francesa

Si hay un acontecimiento que resuma y a la vez sea símbolo político inequívoco de la Modernidad, éste es sin duda alguna la Revolución Francesa de 1789. A penas hay un pensador europeo que desde esta fecha no se haya enfrentado a ella, ya sea para elogiarla, ya sea para criticarla. Ella introduce un antes y un después en la historia social, cultural, religiosa y política de Europa. De ello se percataron en su momento todos sus contemporáneos. Por lo que se refiere a Alemania, la respuesta de casi toda la intelectualidad fue de alegría y de entusiasmo. La tiranía de la época, pensaban esos ingenuos defensores de la libertad, la igualdad y la fraternidad, por fin era derrocada y el hombre podía desarrollar libremente sus capacidades. La mayoría de edad había llegado – así pensaron un Kant, un Fichte, un Hegel o un Hölderlin. «Yo sólo veo a uno – decimos con Nietzsche – que la percibió [la Revolución Francesa] como tiene que ser percibida, con asco – Goethe… ».