El deseo infinito
Los bienes finitos no le bastan al inquieto corazón humano. Sólo en el Bien infinito halla la paz. Sólo Dios basta. Entonces, en la posesión del Bien, ¿el deseo cesa? ¿Y es deseable la desaparición del deseo?
Los bienes finitos no le bastan al inquieto corazón humano. Sólo en el Bien infinito halla la paz. Sólo Dios basta. Entonces, en la posesión del Bien, ¿el deseo cesa? ¿Y es deseable la desaparición del deseo?
Agruparé algunas breves notas sueltas, que pueden servir de complemento a un artículo anterior: Libertad como posibilidad, libertad como necesidad. Juliano y San Agustín.
Hemos desarrollado hasta aquí una verdadera Filosofía trascendental de la libertad. Volver a preguntar, ahora, cómo mueve Dios a la voluntad, sin caer en la reiteración, sólo puede tener un sentido, a saber: de qué modo se conecta la Filosofía trascendental de la voluntad con la Psicología del acto voluntario.
Hemos expuesto la teoría de las Ideas tal como aparece en el primer grupo de diálogos tempranos. Pasamos ahora a ocuparnos del segundo, con el propósito de seguir indagando la doctrina ideal platónica, prestando atención preferente a los progresos y avances de este segundo grupo de diálogos con respecto al anterior. Nos ocuparemos en esta ocasión del Crátilo, Menón y Banquete.
La teoría de la evolución no es más que eso, una teoría, pero que pretende ser científica. Las teorías científicas son hipótesis cuya
aceptabilidad depende tanto de la congruencia de dicha hipótesis con los datos a explicar, como de la congruencia de la hipótesis consigo misma.