La libertad es una dimensión de la voluntad cuya raíz tanto como la de ésta descansa en último término en el espíritu. La libertad no tiene como asiento el ser psicosomático humano, sino el espíritu directamente.
Con razón se ha llamado «argumento fácil para probar la existencia de Dios» a la que Santo Tomás de Aquino llama quinta vía, la última de las que propone para llegar al conocimiento del Ser Supremo, en cuanto que hay un orden universal, aun en los seres irracionales, incapaces de conocer y buscar un fin en sus actos, que aparecen en el mundo regidos por leyes que cumplen rigurosamente, cosa imposible sin un Legislador que la simponga.
Ayer tratamos de descubrir y analizar la esencia más originaria del hombre. El encuentro auténtico con el hombre se realiza en esa realidad primaria fundamental. Como ya indicaba ayer, la pregunta por el ser se formula con frecuencia demasiado vagamente y sin la debida conexión con la realidad a que apunta.
Es para mí un gran honor hablar a un público tan distinguido. En esta colaboración del prestigioso Instituto Filosófico de Balmesiana y del Instituto Italiano de Cultura, quiero ver un símbolo y una esperanza de crecientes relaciones amistosas entre España e Italia.
Vale la pena que llamemos la atención sobre un punto que tiene gran importancia para la formación de los jóvenes intelectuales de nuestra patria: el uso y el abuso de las novelas.
