El indeterminismo físico y la noción filosófica de causalidad
En 1955 se publicaron en Suiza los cinco volúmenes de las Actas del Segundo Congreso Internacional de la Unión Internacional de Filosofía de las Ciencias, de Zurich.
En 1955 se publicaron en Suiza los cinco volúmenes de las Actas del Segundo Congreso Internacional de la Unión Internacional de Filosofía de las Ciencias, de Zurich.
A la margen derecha del Manzanares, a una altura que aproximadamente será la del asiento de la ciudad de Madrid, entre los puentes de Segovia y Toledo, dando vista al Guadarrama y al Escorial, en humilde tumba que no levanta un palmo del suelo, descansa el filósofo desde el 19 de octubre último.
El tema filosófico-científico es de actualidad indiscutible en libros, revistas y congresos. La voz del Papa -sensata y moderna- lo ha ido ilustrando también en diversas ocasiones.
El Papa Inocencio XI, de cuya próxima canonización se habla en los círculos mejor informados de nuestros días, se llamaba Benedicto Odescalchi, y ya en el momento de su elevación al solio pontificio se distinguía de tal manera por su piedad, austeridad de vida y seriedad en los negocios, que era designado como un segundo Carlos Borromeo.
Tal es el título de un libro, que publicado ahora entre nosotros, es de una importancia muy grande para los intelectuales y por tanto interesa sobremanera, según creemos, a nuestros lectores. Nos referimos a la obra del Excmo. D. Vicente Enrique y Tarancón. Obispo de Solsona, encabezada con el título que abre esta presentación y comentario.