por Joan Pegueroles | 133-2006
Sólo una vez, en Verdad y método, se refiere Gadamer a «la crítica radical de Nietzsche al platonismo» (Nietzsches radikal Kritik am «Platonismus»). Pero siempre he pensado que la respuesta a esta crítica era la intención oculta de este libro. Porque sólo el platonismo reinterpretado, que propone Gadamer, desmonta la crítica de Nietzsche. Lo que Nietzsche critica es el platonismo «vulgar», no el auténtico.
por Marcin Kazmierczak | 133-2006
Antes de presentar la idea de la aplicación del antiguo término griego: metanoia al terreno de la teoría de la literatura evoquemos brevemente la etimología de esta palabra. El verbo metanoéo significa cambiar de opinión o de propósito y lo encontramos en Platón (Eutidemo 279c). Su segundo significado es el de arrepentirse y su testimonio más antiguo es Antifonte (2.4.12 y 5.91). Más adelante lo encontramos con cierta frecuencia en la versión de los Setenta y en el Nuevo Testamento (Eccl. 48, 15; Act. Ap. 8, 22; Apoc. 9, 20; 2 Corintios, 12, 21). El sustantivo metanoia significa a su vez cambio de opinión o arrepentimiento (Tucídides 3, 36; Aristeas 188; Plutarco 2, 712c) Al parecer el sentido de «conversión a Dios» procede del cristianismo. (Act. Ap. 20, 21)
por Joaquín Lomba Fuentes | 133-2006
Quisiera en estas breves líneas y reflexiones, rendir un cariñoso homenaje a mi gran amigo y maestro D. Jesús García López, al que tanto debo y del que tan entrañable recuerdo tengo.
Y quisiera hacer estas reflexiones sobre un tema para mí, y seguro que para él también, de gran importancia y calado en la vida espiritual de los creyentes y que, por lo demás, nos une a todos los que creemos en la existencia de un solo Dios, ya sean cristianos, judíos o musulmanes. Que precisamente, ese tema, nos une a los creyentes de las tres religiones, en unos momentos tan críticos y agresivos como los actuales.
por Eudaldo Forment Giralt | 133-2006
El 18 de abril de 2005, el cardenal Joseph Ratzinger, decano del colegio cardenalicio, en la Misa «Pro eligendo Romano Pontifice», pronunció una homilía, cuyo texto fue el último que escribió como cardenal, porque al día siguiente fue elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI. Describía la situación del mundo contemporáneo con estas palabras: «¡Cuantos vientos de doctrina hemos conocido durante estos últimos decenios!, ¡cuántas corrientes ideológicas!, ¡cuantas modas de pensamiento!». Añadía que incluso: «La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido zarandeada a menudo por estas olas, llevaba de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical, del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc.».
por Ignacio Guiu Andreu | 133-2006
Nada hay más común, de lo que apenas nos ad mi ra mos por estar en el co razón de la realidad y, por lo mismo, en la base de todo co nocimiento con tem plativo, pero digno del mayor asombro, que tomar con ciencia del es de lo real: sa ber originario fruto del más puro afán especulativo.
por Mónica María Lima | 133-2006
La primera edición de la disertación doctoral del joven de veinticinco años Arthur Schopenhauer, titulada De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente, apareció en el año 1813, fecha en que fue presentada en la Universidad de Jena. En 1847 el filósofo publicó la segunda edición de la obra, sustancialmente ampliada y reformada, sobre la cual trata la presente reflexión. El título de esta disertación está íntimamente relacionado con el hecho de que ella constituye la verdadera raíz de todo el pensamiento schopenhaueriano; en el prefacio de esta segunda edición el propio autor llega a calificarla de tratado de filosofía elemental y equipara su sistema filosófico a la Tebas de las cien puertas, para reforzar la idea de que en su vasta obra filosófica cualquier camino por recorrer conduce necesariamente al mismo centro neurálgico. Tam bién los diversos temas que componen su obra están extraordinariamente integrados y traducen una laboriosa división de todo el saber. Su discurrir filosófico se inició con la búsqueda y sedimentación de los fundamentos o cimientos sobre los cuales se erigiría su sistema. Y es precisamente la profunda comprensión del principio de razón y de las cuatro formas bajo las cuales éste se presenta a la conciencia del sujeto la que posibilita el salto desde el ámbito de la representación al de la significación, de la voluntad determinada a la voluntad metafísica que puede ser traducida como una fuerza natural.
por Joan Pegueroles | 133-2006
La hermenéutica de Pareyson está expuesta en su libro Verità e interpretazione (1971), que reune siete artículos, publicados entre 1964 y 1970. Presentaré sólo dos: el más antiguo, «Pensiero espressivo e pensiero rivelativo» (1964) y el más reciente, «Originarietà dell’interpretazione» (1970). Como indica el título de mi trabajo, dejaré la palabra al autor. Su pensamiento es a la vez profundo y claro. Y su estilo, una maravilla de sencillez y precisión.
por Josep Monserrat Molas | 133-2006
No es fácil presentar a Joan Tusquets porque se ha dedicado a muchas tareas y muy a fondo. Dicho con la máxima brevedad podríamos resumir su actividad diciendo que fue eclesiástico, filósofo, pedagogo, polemista y articulista de la prensa diaria.
por José Angel Agejas Esteban | 133-2006
Dentro del marco general de la crisis de la metafísica en el pensamiento filosófico moderno, la pérdida de la causalidad final adquiere una importancia particular, en especial si consideramos sus repercusiones en la esfera de la filosofía de la acción humana y, consecuentemente, en la ética. Sin duda alguna, una buena parte de esta crisis se deriva de la seducción que el surgir y desarrollarse de la ciencia moderna ejercieron sobre muchos filósofos. Para la cuestión que nos ocupa en este artículo, las dos principales manifestaciones de esta seducción en la metafísica y la epistemología son, por un lado, la reducción del concepto de causa al de mera causa eficiente; y por otro, la negación de la metafísica como saber cierto acerca de la realidad. Nuestra pretensión en este artículo es recorrer la filosofía de Spinoza, Hume y Kantl, tres de los principales autores de la Filosofía Moderna en orden a mostrar de forma específica cómo sus sistemas ontológicos y gnoseológicos excluyen de forma explícita la causa final, explicitando así cuáles son las repercusiones que dicha exclusión tiene en la elaboración de su filosofía moral.
por Revista Espíritu | 133-2006
Año 55 | 2006 Artículos La pérdida de la causalidad final en la ética moderna: Spinoza, Hume, Kant José Angel Agejas Esteban La recepción de J. Ortega y Gasset por Joan Tusquets (1928) Josep Monserrat Molas La hermenéutica de Pareyson en sus propias palabras Joan...