San Agustín y la presencia del mal en la Historia
El origen del mal es ciertamente un problema serio para la razón humana. Es una de las preguntas clave que se hace todo ser humano: ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué el sufrimiento y el dolor? ¿Por qué, si Dios es bueno, permite el mal? Es la cuestión que en realidad se encuentra en la base de todo el pensamiento de Buda (de aquí parten las “cuatro nobles verdades”) y es lo que muchos hombres plantean a los sacerdotes, especialmente cuando acaban de ser golpeados en su vida personal por algún acontecimiento duro. San Agustín quiso dar respuesta a todos estos interrogantes en su tiempo, de un modo especial frente al maniqueísmo, el cual bebe del dualismo zoroástrico-mazdeísta persa, que considera la existencia de dos principios divinos: Ahura-Mazda u Ormuz, Principio del Bien, y Ahrimán, Principio del Mal. A partir de aquí, el dualismo mazdeísta viene a ofrecer una visión de la historia humana, ya que contrapone los pueblos del bien, de agricultores sedentarios y ganaderos civilizados, y los pueblos del mal, de nómadas ladrones y saqueadores.