por Vicente Lozano | 130-2004
El pensador alemán Martin Heidegger desarrolla su actividad filosófica dentro del ámbito de la fenomenología de Edmund Husserl. Sin embargo, cuando en 1927 publica su primera obra importante, Ser y tiempo (Sein und Zeit), incluye en ella una crítica radical de la subjetividad trascendental husserliana. Según Heidegger, Husserl pretende establecer como dato más simple y evidente la conciencia pura e inmutable del sujeto que constituye el mundo y hace posible toda significación al darle a todo objeto su carácter de objeto, una unidad y un sentido más allá de su ser espacial y temporal. Pero Heidegger considera que esta conciencia pura e inmutable enfrentada a los objetos no es el dato más simple y originario, sino una ilusión generada por el conocimiento teórico, el cual introduce en la vida natural la relación objetivante “sujeto que tiene delante un objeto” en que consiste su propia estructura, y con ello deforma esa vida natural o espontánea impidiendo el acceso a su auténtica fuente de significación, al hecho de que cada yo se encuentra consigo mismo en el mundo en aquello en lo que vive o de lo que se ocupa, en el hallarse inmerso en un proceso temporal e histórico constituido por unos todos de significatividad o todos de útiles dentro de los cuales él está en continua actividad, comportándose, existiendo. Lo primario que se trata de entender no será accesible desde los conocimientos de un sujeto acerca de los objetos, ni siquiera desde los actos del sujeto sobre los objetos, sino desde los comportamientos del sujeto, que incluyen tanto a los objetos como a lo que el propio sujeto experimenta en sí mismo. El punto de partida tiene que ser el análisis de la actividad práctica de la vida.
por Vicente Lozano | 132-2005
El pensamiento de Aristóteles parte de la experiencia cotidiana que nos mues tra el orden (táxis), la existencia de las cosas o individuos sensibles y de su permanencia más allá de los incesantes cambios, sin que tenga sentido dudar de lo que experimentamos. Es ridículo intentar demostrar lo que estamos viendo y se equivocan los que descuidan los hechos de la experiencia (empeiría o epagogé). La experiencia muestra aspectos de la realidad con claridad y evidencia, y por eso toda explicación debe coincidir en la medida de lo posible con los hechos observados. La existencia de la naturaleza y de su movimiento ordenado es así un hecho indudable, en primer lugar porque tenemos experiencias claras y evidentes, y en segundo lugar porque incluso dudar de que exista el movimiento significa ya admitirlo en tanto que el pensar es ya un movimiento.
por Vicente Lozano | 134-2006
El pensamiento del francés Gabriel Marcel es uno de los más discutidos y polémicos de la filosofía contemporánea. Básicamente entre 1925 y 1955 da a conocer una serie de impactantes escritos y de diversas piezas teatrales que alcanzan un gran éxito. Se trata de obras como el drama Un homme de Dieu (Un hombre de Dios), de 1925, la conferencia Position et approches concrètes du mystère ontologique (Posición y aproximaciones concretas al misterio ontológico), de 1933, Être et Avoir (Ser y tener), recopilación
publicada en 1935 conteniendo un diario filosófico y diversos ensayos, la recopilación de ensayos Du refus à l´invocation (De la negación a la invocación), publicada en 1940 y reeditada en 1967 con el nuevo título de Essai de philosophie concrète (Ensayo de filosofía concreta), y la serie de conferencias titulada Le mystère de l´être (El misterio del ser), de 1951. Gabriel Marcel se convierte así en indiscutible centro de referencia de la vida culta e intelectual, por lo que con excepción de unos primeros años consagrados a la enseñanza se dedica a recorrer el mundo dando múltiples conferencias sobre su obra y sobre los grandes problemas que plantea la vida moderna.
por Vicente Lozano | 136-2008
El profesor Giovanni Reale, catedrático de Historia de la Filosofía Antigua en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán y fundador del Centro de Investigación de Metafísica de la misma Universidad, dando lugar a la llamada escuela de Milán, lleva más de 40 años contribuyendo de manera fundamental a la difusión y al estudio del pensamiento de la Grecia clásica.