Algunas paradojas del Estado constitucional y su emergencia en la actual crisis económica
Existe cierto consenso acerca de que, más allá de las causas estrictamente económicas y financieras, parece que la crisis actual tiene que ver con cuestiones morales, que o bien están agudizando los problemas, o bien afectarán a una más lenta recuperación. Después de décadas de pensamiento débil, en el discurso público reaparecen valores fuertes, que hacen referencia a las virtudes personales y sociales que se necesitan para salir adelante: laboriosidad, honestidad, capacidad de compromiso, respeto a la palabra dada, austeridad… Además, conforme se van haciendo más evidentes las limitaciones presupuestarias del Estado y el riesgo de colapso de la Seguridad Social, se vuelve la mirada a las instituciones socialmente valiosas (como la Iglesia o la familia), que no sólo son capaces de educar en las virtudes anteriormente reseñadas, sino que constituyen el mejor colchón social en situaciones de desamparo. Ahora bien, una novedad en la crisis actual es que será la primera que la sociedad española viva sin que siga existiendo el colchón familiar: no sólo porque los inmigrantes –los primeros en notar la crisis– no cuentan con familias arraigadas en España, con capacidad para ayudarles en situaciones de dificultad, sino también porque carecen de este colchón millones de españoles, debido al deterioro de la institución familiar experimentado por la sociedad española en los últimos lustros.