En torno al pluralismo político y cultural
José María García Escudero tiene una frase -síntesis de todo un extenso excurso sobre la historia española contemporánea- en la que afronta ejemplarmente el problema de gobernar a una sociedad irreductiblemente dividida. Dos son las maneras -dice- de intentar resolverlo: «La primera, aceptar como un hecho la división de la sociedad y procurar restituir a ésta la unidad moral perdida mediante la acción de un Poder que no se proclama neutral en las contiendas ideológicas de sus súbditos cuando afectan a los fundamentos de la convivencia. La segunda ( … ) consiste en ignorarlo; desconocer que toda política es, en su entraña, dogma; rehuir el cortar y decidir y escoger unos principios tan vaporosos que bajo ellos quepan tirios y troyanos, rojos y blancos».