Sobre el deseo intelectivo en Tomás de Aquino

El objetivo de este artículo es ofrecer un análisis metafísico de la noción de deseo intelectivo en Santo Tomás. Se estudia el deseo intelectivo desde su origen en el esse del sujeto personal hasta su pleno desarrollo en el “amor de amistad”. Se muestra que el apetito intelectivo consiste en una facultad singular, es decir, distinta del entendimiento, arraigada, igual que éste, en el esse del sujeto, del cual puede considerarse como una “expansión” o “distensión”; se examina, además, la superioridad “relativa” o “secundum quid” del amor en la relación interpersonal; se presta atención a la ordenación radical del deseo intelectivo a la “felicidad”, que es también, en último término, una ordenación a Dios; y finalmente, se expone que, desde el punto de vista del Aquinate, la “felicidad” del hombre resulta imposible sin el “salir de uno mismo” implicado en el “amor de amistad”.

La conjunción de ley y libertad en Tomás de Aquino

En el siglo XX hubo fuertes reacciones en contra del orden establecido: El espíritu de rebelión propio del pensamiento Marxista y la lucha de clases, o el rechazo nietzscheano de todo orden racional como contrario al impulso de vida. Ambos, además, cercanos a Freud en su repudio de toda racionalidad como represora.

El bien como fin en la Metafísica de Aristóteles

El estatuto metafísico del bien en Aristóteles ha sido poco estudiado. Este artículo se centra en analizar uno de sus elementos más importantes: la identificación con el fin, tal y como se expone en la Metafísica. Mostramos cómo tal relación se da a través del acto y la perfección. El artículo subraya la originalidad de Aristóteles al descubrir la identificación entre bien y causa final; y desarrolla las relaciones entre bien, acto y perfección tal y como se muestran en los textos aristotélicos. Concluye que, desde una perspectiva metafísica, estos dos elementos son esenciales para comprender la identidad entre bien y fin.

Persona y Sujeto en Schelling. La dimensión antropológica de su obra estética

Un estudio sobre persona y sujeto en Schelling requiere empezar por la aclaración explícita de que no es de persona sino de sujeto de lo que habla este autor. La diferencia es clara: en la persona se supone una singularidad y definición bien determinadas, pero en el sujeto no. Al menos no en el sujeto tal y como lo entiende Schelling: un espíritu que a veces no está del todo delimitado, que en sus límites encuentra inmediatamente su alteridad; que habita en grados diversos en la humanidad y en la naturaleza pero que es un mismo espíritu… El sujeto humano concebido por Schelling, con toda su grandeza y espiritualidad, no es –sin embargo– alguien del todo determinado.