por Ismael Martínez Liébana | 129-2004
El argumento ontológico de la existencia de Dios, propuesto por vez primera hace ya más de nueve siglos por Anselmo de Canterbury, es, sin duda, una de las piezas más significativas y de más hondo calado del pensar metafísico. En efecto, este célebre argumento, comentado y discutido por los pensadores más brillantes y destacados de la historia de la Filosofía, toca de lleno el nervio central de la Metafísica. En su aceptación o su rechazo se halla comprometida la Metafísica entera. Los problemas más profundos y decisivos de ésta laten con fuerza en su defensa y crítica. Por ello, pronunciarse acerca de la validez del argumento ontológico es pronunciarse acerca de los problemas nucleares de la Ciencia del ser.
por Ismael Martínez Liébana | 132-2005
El argumento ontológico de la existencia de Dios, formulado inicialmente por Anselmo de Canterbury en la segunda mitad del siglo XI y examinado y discutido desde entonces por los más grandes pensadores de todos los tiempos, pone de relieve y compendia admirablemente los más graves y profundos problemas del pensar metafísico. Por ello, pronunciarse ante la validez de este célebre argumento es, eo ipso, pronunciarse ante la fuerza y valor de las tesis más hondas y señaladas de la Metafísica. De ahí que, a nuestro juicio, el examen y análisis de este argumento constituya una excelente introducción al estudio de los problemas más relevantes y significativos del saber metafísico. Aceptar o recusar la validez del argumento anselmiano determinará, por ejemplo, la peculiar posición que se adopte ante el problema del ser, la diversa relación entre esencia y existencia en los diferentes tipos de entes, la peculiar cognoscibilidad de una y otra en cada caso, la relación entre pensar y ser y posibilidad y realidad, la distinción categorial fundamental entre ser contingente y ser necesario, etcétera.