por Antonio Dúe Rojo | 026-1958
Se puede hablar de nuevos mundos en varios sentido: lo fue el continente americano para cuantos ignoraban su existencia antes de Cristóbal Colón; lo será probablemente en plazo breve la Antártida, llamada hoy «el continente desconocido», si se realizan los vastos planes que han llevado allá durante el presente Año Geofísico Internacional a nutridas expediciones de observadores y técnicos, y lo son y serán mucho más las ingentes masas interestelares e intergalácticas, hasta hace poco insospechadas, que en nuestros días se están descubriendo en los espacios por los novísimos medios de observación radioastronómicos.
por Antonio Dué Rojo | 030-1959
Es demasiado evidente, para que nos detengamos aquí en demostrarlo, la trascendencia práctica que en la vida humana tiene el conocimiento de los sucesos futuros.
por Antonio Dué Rojo | 034-1960
La reciente concesión del Premio Nobel al Dr. Severo Ochoa por sus investigaciones de laboratodo sobre el ácido nucléico y los constitutivos primarios de la célula viva, ha vuelto a traer al primer plano de la actualidad y a las primeras páginas de la Prensa diaria el problema biológico y filosófico discutido ya hace un par de años, cuando se publicaron los resultados de esos trabajos; también ahora, con la acostumbrada falta de precisión del sensacionalismo periodístico, se han exagerado esos resultados, calificándolos de producción artificial de un ser vivo en el laboratorio a base de sustancias puramente minerales y consiguientemente se han vuelto a aducir los poderosos motivos que la razón natural ofrece en contra de ese salto del abismo infranqueable, por solas las fuerzas físicoquímicas, desde la materia inorgánica inerte hasta la materia, no sólo organizada, sino viva y capaz de luchar y vencer esas fuerzas a quienes respeta, pero sin someterse del todo a su dominio.
por Antonio Dué Rojo | 035-1950
Hace relativamente pocos años que se ha empezado a tener una noción más real y adecuada del mundo que nos rodea, si se compara con la idea imperfecta que de su naturaleza, funcionamiento y dimensiones nos legaron los siglos pasados; porque los mundos nuevos del átomo, de la célula viva y de las inmensidades astronómicas son descubrimientos de ayer, y acaso mañana se abrirán nuevos horizontes a la inteligencia humana y contemplará un universo todavía más extenso y complejo que el actual, ya que los progresos científicos se suceden vertiginosamente en nuestros días.
por Antonio Dué Rojo | 036-1960
Con razón se ha llamado «argumento fácil para probar la existencia de Dios» a la que Santo Tomás de Aquino llama quinta vía, la última de las que propone para llegar al conocimiento del Ser Supremo, en cuanto que hay un orden universal, aun en los seres irracionales, incapaces de conocer y buscar un fin en sus actos, que aparecen en el mundo regidos por leyes que cumplen rigurosamente, cosa imposible sin un Legislador que la simponga.
por Antonio Dué Rojo | 039-1961
La conquista del espacio extraterrestre y hasta la colonización de otros mundos no es ya, como lo fue hace pocos años, materia exclusiva para los autores de fantasías más o menos utópicas: se multiplican hoy los congresos de astronáutica en todos los países y en esas reuniones se discuten los múltiples aspectos de la cuestión con un interés de que son buena prueba la extraordinaria frecuencia con que se convocan, siempre con notable éxito de público (en uno pe ellos, celebrado en San Diego, California, hace cuatro años, estaban anunciados 60 participantes y se presentaron 600), como también el hecho significativo de que la revista inglesa «Journal of the British Interplanetary Society» se viene ocupando de tales problemas desde su fundación en 1941.
por Antonio Dué Rojo | 040-1961
Con argumentos evidentes demuestran en perfecto acuerdo la filosofía racional y la astronomía y demás ciencias naturales el hecho de que la evolución de todos los elementos del Cosmos está dirigida a fines claramente determinados y que cada uno de ellos recorre su camino así trazado sin desviarse de él; y aunque la observación y la experiencia no lo pusiesen de manifiesto, bastaría la razón poderosa de que ellos son incapaces de guiarse por sí mismos: tienen excelentes disposiciones para obedecer a las leyes que les son impuestas; pero carecen de iniciativa para valerse por sí.
por Antonio Dué Rojo | 042-1962
Hace pocos años, en tono mitad filosófico mitad humorístico, daba un hombre de los Estados Unidos una lista de imposibLes futuros, es decir, empresas que el hombre nunca realizará, por muy rápidos y perfectos que sean sus avances en el campo científico y práctico.
por Antonio Dué Rojo | 045-1963
Al tratar de la evolución cósmica, donde entran en juego los astros, nebulosas y materia difusa por los espacios, se suele insistir especialmente en las fases iniciales del proceso: tras de la descripción de esos elementos integrantes del universo y la demostración de las cifras proverbialmente llamadas astronómicas, se procura responder a la cuestión cosmológica fundamental: ¿de dónde vienen y cómo llegaron a ser lo que son?
por Antonio Dué Rojo | 046-1963
La dimensión temporal, como la espacial, son elementos básicos en la investigación de la naturaleza, cuyos fenómenos y procesos interesa conocer en su número, peso y medida; lo mismo en lo grande que en lo pequeño es importante determinar la duración de cada uno, y respecto de entidades individuales asignarles debidamente el principio, progreso y fin dentro de un marco adecuado de lo equivalente a un ,calendario o a un reloj: por tanto, conviene señalar unos a manera de jalones cronológicos fijos y seguros a que referir los tiempos y fechas parciales, que así podrán compararse entre sí y dar el cuadro ,completo.
por Antonio Dué Rojo | 047/048-1963
Existe desde no hace mucho un marcado antagonismo entre la ciencia pura y la ciencia aplicada, entre lo especulativo y lo práctico, en el terreno del saber, sobre todo en lo que se refiere a las ciencas de la naturaleza. Vivimos en la era electrónica la de inventos múltiples de notoria utilidad; pero como decía el presidente del Instituto Tecnológico de California, semejantes aplicaciones prácticas son el edificio visible, el que desde hace unos veinte años llama poderosamente la atención pública por su magnificencia y altura antes insospechadas : con el grave inconveniente de hacernos olvidar el cimiento sólido, aunque invisible, que lo sostiene y sin el cual no podría subsistir.
por Antonio Dué Rojo | 051-1965
Es cosa obvia que desde la más remota antigüedad la atención de la ciencia de los cielos se haya dirigido preferentemente hacia los cuerpos celestes más cercanos y familiares a los hombres, tomando esta última palabra en su sentido literal, en cuanto que forman en la Tierra una verdadera familia unida por vínculos especiales de mutuo influjo; desde la primera página de la Biblia se habla del Sol y la Luna como luminarias destinadas a alumbrar nuestros días y noches, y en cuanto a los otros planetas, donde la mitología primitiva vio personificados a sus dioses, se les atribuían influencias nacidas de la fantasía y misticismo de sus adoradores, y por muy evidentemente que conste hoy su falsedad a la luz de la ciencia seria, no deja de estar arraigada hasta nuestros mismos días en la mente de la humanidad crédula y todavía primitiva como antaño.
por Antonio Dué Rojo | 052-1965
Se acaban de cumplir aproximadamente veinte años, los mismos de la bomba atómica desde que estalló otra especie de bomba literaria, que los ingleses llamaron «flap» (golpe ruidoso), es decir, a partir de la época en que se empezó a hablar y a discutir febrilmente sobre algo que ya antes existía, pero que entonces cobró inusitado interés, no ya solamente en la prensa y público en general, sino también respecto de entidades científicas y órganos oficiales; se trataba de los platillos volantes, designados hoy bajo la sigla U.F.O. (Unidentified Flying Objects = objetos volantes no identificados).
por Antonio Dué Rojo | 053-1966
Aunque la noción genérica de elementos o agentes físicos naturales es bastante amplia, nos limitaremos aquí a tratar de aquellos elementos contra los que no había sido enviada a luchar la Armada Invencible, si en efecto es auténtica la frase atribuida a Felipe II cuando recibió la noticia de aquel desastre.
por Antonio Dué Rojo | 054-1966
Los criterios para la debida inteligencia de los textos bíblicos relacionados con materias científicas, que expondremos aquí sumariamente, son hoy especialmente útiles ; la profusión de las traducciones al lenguaje vulgar del Antiguo y Nuevo Testamento no solamente ponen estos libros en manos de numerosos lectores. sino que también la liturgia hace otro tanto respecto del pueblo que asiste a los divinos oficios. Y es natural que al ocurrir pasajes alusivos a cuestiones científicas y en concreto astronómicas, los que poseen algunos conocimientos de esta clase hallen alguna dificultad en darles la conveniente interpretación.