by Francisco Torralba Roselló | 106-1992
Nunca es fácil interpretar la obra de un filósofo, de un gran pensador. Acercarse al mundo de un filósofo y al contenido global de su filosofía implica un esfuerzo arduo y continuado por parte del lector. Esta tarea, no siempre gratificante, se caracteriza por el análisis biográfico del autor en cuestión, de las influencias que recibió su filosofía, de las categorías que definen su pensamiento, del estilo de su filosofar, o su modo de argumentar. En cualquier caso, es preciso decir sumergirse en el corpus de un filósofo implica siempre riesgos de que traición y graves dificultades de comprensión. En algunos filósofos estos problemas son todavía más exacerbados, porque su pensamiento está expresado de una forma oscura, fragmentaria y encubierta, o por otro lado, su filosofía sufre una génesis continuada o una mutación substancial.
by Francesc Torralba Roselló | 117-1998
Kierkegaard se interesó de una forma particular por el arte de hablar, es decir, por la retórica. Este interés le condujo a la Retórica de Aristóteles, texto que leyó y estudió detenidamente. Se refiere a él desde 1842-1843 en una nota del Concepto de la ironía (Om Begrebet Ironie). En 1845 proyectó escribir alguna cosa sobre el arte de hablar bajo la influencia de la Retórica de Aristóteles, por medio del seudónimo Johannes de Silentio. En 1847 Kierkegaard reconoce la necesidad de realizar una obra científicamente rigurosa sobre el arte de hablar eclesiástico, en base a las tesis de la Retórica del Estagirita. Se convenció a sí mismo de la necesidad de inaugurar una nueva ciencia (Videnskab) sobre el arte de hablar cristiano, fundamentada en el modelo aristotélico. El danés concibió esa tarea como algo urgente, dado el estado penoso en que se hallaba la dogmática y la proliferación de errores en cuestiones religiosas.