por Joan Pegueroles | 125-2002
El rostro humano del Dios de Péguy aparece sobre todo en los dos Mystères, de la Espe-ranza y de los Inocentes. Yo voy a limitarme a espigar algunos textos, menos conocidos, de sus obras en prosa, posteriores a su conversión (de 1910 a 1914).
por Salvador Vergés Ramírez | 125-2002
Motiva el estudio de ese tema la dimensión ético-filosófica que él presenta en el momento actual. La globalización significa, según R. Solow, «el proceso de interconexión financiera, económica, política y cultural que genera relaciones, a la vez que exclusiones». En efecto, ocupa, en la actualidad, la plaza principal no sólo en las empresas asociadas o fusionadas, sino también en la vida socio-política, merced a los movimientos internacionales que ella genera, cada vez que hay una reunión de los grupos interesados por razón de la economíatécnica o de la política, ya que una y otra suelen estar imbricadas. A ese particular, circunscribiremos el área de la globalización, para relacionarla con el desarrollo del Tercer Mundo, en su doble aspecto actual e histórico evolutivo, como clave de interpretación hoy de la ética filosófica.
por María del Carmen Dolby Múgica | 125-2002
La calidad de una persona intelectual se mide por su capacidad de discernimiento entre la verdad y la mentira y por su valentía en expresar, con palabras y escritos, su propia posición, en contra incluso, de las corrientes imperantes de su época.
Simone Weil es un ejemplo de ello. Aún estando en muchos aspectos cerca del marxismo, y viviendo en la práctica una adhesión al sindicalismo revolucionario, nunca transigió ni con los errores, ni con las mentiras, ni con las falsas expectativas que propagaba la creación de la U.R.S.S. o de un «Estado socialista» en la intelectualidad europea.
por Joan Pegueroles | 125-2002
En el Evangelio, Jesucristo da como señal de que El es el Salvador, que “los pobres son evangelizados”. Pero añade: “feliz aquel que no se escandaliza de mi” (Mt 11 5-6). Kierkegaard comenta: Jesucristo trae la salvación a los pobres. ¿De qué? ¿De la pobreza? No. Del pecado. De ahí la posibilidad del escándalo. Los pobres esperaban otra salvación. Pero, para Cristo, el gran mal es el pecado, “el pecado es la perdición del hombre”.
por Conrad Vilanou | 125-2002
Es bien notorio que el neoescolasticismo fue una de las corrientes de pensamiento que más influyó en el movimiento de renovación filosófica que siguió a la publicación de la encíclica Aeterni Patris (1879). Además de reivindicar la filosofía tomista que según León XIII es la auténtica filosofía cristiana, el catolicismo deseaba superar el criticismo kantiano, el positivismo de Comte, el escepticismo de Spencer, el panteísmo de la Naturphilosophie y el ateísmo materialista, elaborando una filosofía que integrase en las coordenadas tradicionales del pensamiento los hallazgos de la ciencia moderna. Franz de Hovre –refiriéndose al cardenal Mercier– escribió que se proponía «rejuvenecer la filosofía escolástica poniéndola en contacto con la ciencia y el pensamiento modernos, y recristianizar la ciencia y la filosofía modernas al calor de la filosofía escolástica». Se buscaba, pues, construir una síntesis filosófica de nuevo cuño que incluyese los datos suministrados por las diferentes ciencias particulares, según los principios del tomismo, superándose así la escisión planteada por Dilthey entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu.
por Francisca Tomar Romero | 125-2002
Cada época de la historia tiene su utopía, su sueño, de tal forma que acaso la Historia universal no sea sino la historia de unos pocos deseos universales, de las diversas configuraciones que con el tiempo fueron tomando y que, en definitiva, bajo uno u otro ropaje, han sido y siguen siendo los mismos.
por Eudaldo Forment Giralt | 125-2002
De la brillante y profunda ponencia del Dr. Manuel Ocampo, que nos acaba de exponer de manera magistral, quisiera destacar dos tesis, que me parecen especialmente importantes. La primera que: «sin la metafísica no queda a salvo el sujeto personal humano y con él su dignidad». La segunda no se refiere ya a la Metafísica, sino a una de sus temas más nucleares, los trascendentales. Afirma que esta doctrina, junto con otras derivadas: «constituyen uno de los más grandes descubrimientos del hombre». En mi exposición, para corroborar estas tesis, intentaré mostrar que están estrechamente relacionadas. La persona guarda una conexión directa y estrecha con los conceptos trascendentales. De manera que puede decirse que la persona, en cierto sentido, es un trascendental.
por Manuel Ocampo Ponce | 125-2002
Es evidente el hecho de que el mundo contemporáneo se caracteriza por el imperio de la técnica y de las ciencias particulares y por el olvido de la metafísica. Los signos más representativos de la época actual se hacen patentes por el descrédito de la filosofía y por ende de las humanidades, la disolución de la Universidad como consejera y promotora de la actividad intelectual y cultural de las sociedades contemporáneas, las ciudades altamente tecnificadas y comercializadas, la supremacía de la mercadotecnia, la excesiva intervención del hombre en los procesos químicos y biológicos, la especialización pormenorizada, el relativismo científico y axiológico, la vida eminentemente utilitaria, la abundancia de productos ineficaces… La ciencia sustituye su actividad especulativa restringiendo su campo y colocándose exclusivamente al servicio de la técnica y de los procesos económicos y productivos que no siempre contribuyen a la realización humana. Hace falta el diálogo de la filosofía perenne con todas las disciplinas en las que el hombre desarrolla su actividad cultural.
por Joan Pegueroles | 125-2002
Estas páginas de Kierkegaard recuerdan inevitablemente otras semejantes de Dosto-yevsky, La leyenda del Inquisidor. En ambas resuena la misma acusación contra el cristianismo: es demasiado grande para el hombre. En palabras de un gran teólogo: «Es el único argumento u objeción de peso contra el cristianismo». Cristo se ha equivocado , ha juzgado mal al hombre. El hombre literalmente no puede con el cristianismo, con sus cimas y sus abismos, no puede con su grandeza.
por Revista Espíritu | 125-2002
Año 51 | 2002 Artículos La insoportable grandeza del hombre en el cristianismo, según Kierkegaard. Algunos textos del diario Joan Pegueroles La importancia de la fundamentación metafísica para la comprensión de las dimensiones de la persona humana Manuel Ocampo Ponce...